Hace más de 10 años que conozco a Kadir, es turco y musulman (de musulmania). Nos conocimos no sé cómo ni sé cuándo en algún chat, cuando él intentaba practicar su inglés; mucho antes de que ingresara a la universidad, antes del whatsapp y de las videollamadas.
Estábamos prometidos; cuando averigüé de qué se trataba todo el cambalache, me “desprometí” (jajajaja). Le gustaba Natalia Oreiro, cantaba canciones de Shakira y del Perú conocía solo a Claudio Pizarro y Machu Picchu. Cierta vez me llamó al celular en la que sería mi primera llamada internacional. Me habló en inglés y como yo solo masticaba “Hello, i am fine” atiné a reírme mucho y colgarle la llamada (tu-ru-rú). Aprendió a decir en español: que rico ceviche, amor, beso, china a la esquina, arriba Perú, hasta pronto, bacán y por supuesto, Hola Olenka.
Sucede que perdimos comunicación hace algunos años por cosas de la vida y que curiosamente, en mi ocio de este año, volvimos a conectarnos. El día que retomamos la comunicación le dije: Kadir, envíame una carta.
-¿Hasta Perú? Me preguntó.
- Hasta Lima, le respondí.
-¿Por qué?
- Porque sí
- Ok
Hablamos algunas veces y me cuenta de su vida como profesor de primaria; por cierto, allá en Turquía un profesor de primaria gana al rededor de $1100. Me habla de sus hermanos, de su exnovia, de sus costumbres y una infinidad de anécdotas, similitudes y diferencias entre mi cultura y la suya.
Esperar la carta de Kadir realmente fue una experiencia muy interesante. Pasó más de un mes hasta que llegó. Nos preguntábamos por qué parte del mundo andaría, hasta que por fin el portero de mi casa me dijo que tenía una notificación.
@Serpost me avisó sobre el paquete de un kilo que estaba esperándome en la oficina de Lince. El servicio cobra un monto por día desde que te notifica hasta que recoges el envío. Atiende de 8 am a 4 pm y nunca hay que olvidar que se debe llevar una copia de DNI.
El correo REAL es un mundo increíble. Es como un club del que pocos son miembros, tiene sus códigos, sus actividades, sus jergas y sus personajes. Cuando llegué, un señor me vió con la notificación en la mano y me dijo: “Eso es en sótano”. Cuando llegué al sótano y fue mi turno, el señor que me atendió, muy amable me dijo: “A eso le tiene que poner número...(ay, ya olvidé el nombre de la señora, pero le llamaremos Marthita); A eso le tiene que poner número Marthita y luego le sacas copia a tu DNI”. Cuando llegué donde Marthita, que es una señora un poco seria pero amable, me dijo: “Primera vez, ¿no? ¿la copia de tu DNI?” a lo que lógicamente, respondí que sí era la primera vez y que no tenía la copia, por lo que me mandaron por ella a una cabina que está al lado de local. Regresé con LA COPIA, me dieron otro papel y me dijeron: espere en la número siete.
Mientras todo esto ocurría, todos se saludaban, todos se conocían, todos actuaban mecánicamente pero con cariño y cuando digo “todos” me refiero a las personas que venían a recoger cartas o paquetes y a los trabajadores del correo. Era todo muy romántico.
Al fin dijeron mi nombre y vi como subía un paquetito por una especie de elevador pegado a la pared. Firmé un documento y me dieron un kilo de intriga que me llevé muy feliz hasta mi casa. No le escribí a Kadir porque a la hora que recogí el envío el ya estaría durmiendo.
Se preguntarán qué hago contándoles esto, pues bueno, considero que al menos alguna vez en la vida deben tener la misma experiencia: mandar y recibir una carta, de una persona que puede estar a dos cuadras de ustedes, en un país que conocen solo en google maps o que está a un idioma de distancia. Es una actividad que les puede parecer innecesaria pero es realmente gratificante ver palabras escritas por alguien en un papel que está dedicado a ti y que además atravesó medio mundo para ser descubierto.
El paquete no tenía ántrax como algunos estuvieron creyendo, tenía café turco y una mezcla que se hierve con el café, que está compuesta de cacao, chocolate y otras cosas; y bajo todo eso trajo también LA CARTA. Aún no sé qué cosa dice pues también le pedí que la escribiera en turco y no sé turco. Si alguien lee esta larga anécdota y conoce a alguien que sepa turco, por favor, avísenle que necesito su ayuda.
Les dejo unas fotos de todo esto, ojalá pudieran tener la experiencia de hacer algo tan gratificante.
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