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FIN DE MES

Porque no hay remedio que cure la necedad de querer enfermarme en sus pelos negros de nombre de hombre. Y que engatusada me sobe el alma en esa manta infame, hasta que me incomode mirarme en el espejo o de reojo por la vergüenza de quererle ciegamente y por el ardor de infierno que esa cara deja en estos codos en esta mente, en estos muslos, en estas drogadísimas manos que ya están latiendo, que ya están tan débiles… No hay mañanas cuando hay presentes. Cuando el cerebro prefiere dos minutos de amor que miente y millones de momentos profundos y falsos de coincidencias y voces de palabras repetidas. Canciones antiguas como cicatrices y grullas que no vuelan de risas finitas, de finales risueños y cantos a dos voces. Y ese rostro, que me llena la vida y que me miente y que miente, y me engaña, y me avergüenza pero me gusta a qué huele esa herida. Y sufre el risueño como si no supiera que son suyos los lunes, como si no supiera Que fue

DE DESPECHOS POR LA TARDE

Y yo habré llorado dos noches enteras encerradas en cuarto ajeno. Pero tú tendrás una vida llena de incertidumbre y desconcierto y tendrás mil noches de ausencia preguntándote si decidir perderme… si estuvo bien, si fue lo correcto. Yo voy a buscar tu nombre en otro cuerpo. Voy a luchar por olvidar tu costumbre. Yo encontraré el cariño que de ti no tuve, pero tú vas a sentir mi sabor en el resto de tus besos, vas a morder tus dedos porque yo ya no los muerdo. Tú vas a decirle que la quieres, pensando en que a mí... me quisiste primero. Yo inútilmente diré que no me acuerdo. Yo arrugaré mi alma sola y buscare consuelo, pero tú estarás con todos y solo al mismo tiempo; y estarás así, por decidir perderme. 2:37 14.9.11

CRONOLOGÍA...

Día 9: Mi teléfono tiene nueve rajaduras casi invisibles. Estas grietas malditas son capaces de almacenar pequeñas cantidades de agua. Agua que sale de mi cara casi por gravedad. Agua que sale de mis ojos como un  pozo lleno de pena que brota porque no hay quien lo aguante. No hay llamadas, ni perdón ni nada. Sólo queda esperanza y ganas de sentir su voz. Hay arrepentimiento y otra vez esperanza de que los días le hagan entrar en razón y entonces aquella pausa de la que tanto hablaba, sea realmente eso, un recreo que lo que se supone es nuestro amor. La esperanza me mantiene viva, no hay otra cosa. La esperanza me deja despertar y seguir y el trabajo me permite estar viva el día, pero llegada la noche, reconozco las formas que nunca habia percatado en mi teléfono y por más que lo miro, nada. Día 57: Ese sonido es tétrico. Hoy las colas de mis perros chocan con mis cosas en silencio y sin llantos, porque ya no llega él. Esas colas desesperadas retumban en