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¿CUÁNDO LLEGA EL VIERNES?





 
Deseo.
Deseos de que sea viernes.
Deseos de caerme entre tus piernas,
de rebotar en tus latidos.
Ganas de unir con líneas tus lunares,
de que encuentres los míos…
Ansias de que me encuentres caminos…
de que me guíes.
Ganas.
De que enciendas lugares que no se han encendido.

Deseo.
Porque necesito tu fuerza y tus cimientos
¡Cógeme!
...que me caigo lento.
Ánclate en mí
Voy a liberarte de tus esfuerzos de silencio
...mantente firme…
¡sostén mis paredes!
Déjame agitar tu respiración paciente
Y dime con tu viento…
¿Cuándo llega el viernes?

Quiero.
Yo quiero verte…
Te quiero…
Con el mentón en punta,
Con la cara al techo y tu alma abierta
Con tu presión pierna a pierna
¿Cuando llega el viernes?


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NO HABLAR MÁS DE ESTO

Yo prometo no hablar más de esto De mi ansia empapada de recuerdo que no cuento, ni de mi silencio anclado a tu medias blancas, ni del olor a tu nuca que la cama guarda O de las capas de sábanas que no llegan a tu peso. Yo prometo no volver a sentir Que te siento…

Guardado

Hay un sonido guardado, que reservo como último aliento Es un tun tan que eriza mis pelos, que huele a su cuello, Que me tiene en pausa anclada en pasado. En la sensación a Navidad y la emoción de lo nuevo. Tengo un perfume guardado, que voy a tejer en mi cabello Se ha reservado por largo tiempo y se ha pensado… Está esperando un día de agosto que no tenga tiempo, Un día de invierno que no tenga interrupciones Un día frio en el que se pueda sentir este olor que guardo atrás de mi nuca que va a vivir cuando terminemos abrazados en silencio.

VIOLENCIA CONSENTIDA

Al finalizar el problema, la víctima no me daba pena, sino vergüenza. Salía de mi casa con un amigo en buscar algo de alcohol para variar. Era viernes por la noche, de las primeras vacaciones después de tres años. Íbamos lentos y misios cuando un chillido nos cerró el paso en la calle y nos sacó de cuadro. Era un wolsvagen amarillento que zigzagueaba en la pista de una manera más que irresponsable. Para amenizar el cuadro, además del sonido irritante, se escucharon alaridos preocupantes que salían del auto. En medio del stand up masivo, una de las puertas del auto se abrió y medio torso de una mujer desafiaba la gravedad e intentaba a todas cuentas salir del auto en movimiento mientras pedía ayuda a gritos. Seguí caminando en compañía de toda la gente, “caleta no más” aceleraron todos el paso. De pronto el auto amarillo se estacionó bruscamente a un lado de la pista. De el se bajo una flaquita de unos 25 años quién corrió hacia cualquier lado como quien huye del diablo.