Ir al contenido principal

CARTA DE UN AMOR NO EXTINTO




Yo recuerdo todo. Me he paseado diáfana en todos mis recuerdos para poder asegurar que si sé de qué me hablas cuando resuenen nuestras sonrisas, palabras y nuestros momentos.

Me he preguntado mil veces ¿qué harás allá tan lejos? ¿Cuantas veces habrás dicho mi nombre?, si es que lo recuerdas; ¿cuantas veces te has obligado a pensar?, si es que aún piensas.

Yo te extrañé sólo en tres ocasiones, desde entonces te maldije sólo cinco veces y desde hace 365 días no he dejado de pensar en ti. Me he muerto a cada minuto. Te he lanzado sólo una vez pero inmediatamente te recogí. No puedo estar sin ti, ni un segundo.

Yo no quiero dormir, porque no se si tu duermes. He perdido mi capacidad de reir con el alma y de manera estridente. No he vuelto al cine, no puedo ver películas de guerra o jugar mario car sin que estés presente. No he vuelto a pintar mi cabello porque adoras el odioso color de mis raíces y no me corto las uñas porque sé que te encanta jugar con ellas.Sobre todo, no he comido gelatina de naranja en mucho tiempo, porque estoy esperándote para comer juntos.

Has estado aquí desde que te fuiste. He rogado escuchar tu voz cada vez que el teléfono ha sonado y he escuchado al más bajo volumen mis canciones extrañas, de las que te burlabas a veces, solo para poder oír la llamada que te traerá de vuelta.

Y aunque estoy completamente segura que no te fuiste porque así lo querías, te he odiado por que pensé que cuando nos alejamos, fue todo tu culpa. Pero no me permito llorar; en cambio, ofrezco más de un minuto de silencio y he tenido cuidado de sólo echar flores blancas, por que recuerdo muy bien, que a la mayoría de las rojas eres alérgico.

Me he bañado con temor a no olerte nuevamente en mis brazos. Me he parado cuarenta y un veces en azoteas ajenas, sólo por imitarte, sólo por sentir aire fuerte en mi rostro; así evoco aquellos días en que desafiábamos nuestros miedos. Leo a Cortazar muy seguido, si, yo, aunque me parezca muchas veces meloso, pero sólo lo hago para imaginar tu voz leyéndome, cantándome, queriéndome. He guardado tu pijama donde siempre, he tratado de recolectarte en el aroma de esos hilos, pero ya hoy, solo me siento a mi misma entre las fibras y el detergente. Me he peinado presurosa por tratar de sentir nuevamente tus dedos. Camino a solas evocando tus labios y el sonido de tu voz disfrutando en nuestros silencios. Eh intentado, juró que he intentado ilusionarme en otros terrenos, pero no puedo Jorge, no puedo.

Y es que si logras percatarte, cuento minutos, horas y veces, todo para tratar de fraguar que falta poco tiempo para que estés conmigo, para que esté contigo, para que no nos separe el cielo, si es que estás allá, o que nos separé el infierno si allá te has ido. Pero lo que si es cierto amor mío, es que nos separó la muerte, si es que estas muerto realmente. Y Nos separa esta vida… si es que estas vivo.

No hablo de tu secuestro amor, no quiero hacerlo, en ese recuerdo también me paseo, pero lo hago velozmente. Y trato de imaginar que no te hicieron nada, que el dinero si llegó con “los hombres malos”, que tu madre no se desgarraba llorando y que seguramente te abandonaron muy lejos y sólo es que tardas mucho en llegar. Que la ropa ensangrentada no era tuya aunque digan que era tu sangre. Y que el dolor que siento porque no estás, son ganas reprimidas que se disiparán con tu regreso.

Gordito, tu mami pide que le enseñe nuestros videos ¿los recuerdas?, ella mira dos veces cuando a lo lejos ve un muchacho con tus características; parece que hasta hoy te busca en donde pueda buscarte; y la verdad, todos buscamos mucho tiempo.


Después que la policía al fin atrapó a los “hombres malos” no insistí en que te siguieran buscando, como si lo hizo tu familia. Tampoco insistí en preguntarles tu paradero. Y es que ellos verdaderamente, no tienen ni idea de en donde estás.


Y es que Jorge, tú y yo sabemos que andes por donde andes, estás acá, conmigo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

AQUÍ

Cuéntame tu historia para morir antes de dormirme, llámame con otro normbre para olvidarme tu palabra ... es tu pie cansado... ...el que no permite pararme... el que no hace gloría, no juega, ni camina. Déjame jugar con las hojas del manzano y cuando juegue... vísteme de mujer si me quieres decir niña Permitete crinar mi lacio cuando salga limpia de la tina. Preocupate por mí, indaga en mis zapatos; ya que tengo descalzo el trato que hizo tu alma, con la pobre mia. Rézame que soy la santa no me mires, que no soy estampa ¡viveme! ...por que aún estoy viva... Estás a un paso de mi calma y no te atreves a pasar, déjame nadar en tu adrenalina... Recuéstate en la tosquedad de mi cama ¡piedad! Acaricia mi pensamiento. Extrañame mientras duermo, hazme joya si soy porqueria odiame si esta vez me alejo... 8-02-06 1:25

SIN ELLA

Hace falta el “ya no empieces”. Es mi culpa si me duermo tarde y no despierto. Ya nadie cuida mi aliento Ya no hay madre, porque simplemente no hay Y lo siento Porque ya no está Ha muerto Ya no hay comida fría de la que reniegue. Ya no buscan mis momentos los placeres, Ya mis pecas se quedaron en el espejo Ya desapareció el eco del bochinche de mis guerras. Ya se quedaron cortan mis cuerdas ya no hay “hora que regreses”. Ya no hay indiscreciones Ni esfuerzos de vergüenza Ya no hay orgullo, ni pena, ni correcciones Hoy duermo más sola, Que cuando dejé de dormir con ella Porque ella no estará en la mesa Ni en las reparticiones Ni estará cuando yo regrese.

VIOLENCIA CONSENTIDA

Al finalizar el problema, la víctima no me daba pena, sino vergüenza. Salía de mi casa con un amigo en buscar algo de alcohol para variar. Era viernes por la noche, de las primeras vacaciones después de tres años. Íbamos lentos y misios cuando un chillido nos cerró el paso en la calle y nos sacó de cuadro. Era un wolsvagen amarillento que zigzagueaba en la pista de una manera más que irresponsable. Para amenizar el cuadro, además del sonido irritante, se escucharon alaridos preocupantes que salían del auto. En medio del stand up masivo, una de las puertas del auto se abrió y medio torso de una mujer desafiaba la gravedad e intentaba a todas cuentas salir del auto en movimiento mientras pedía ayuda a gritos. Seguí caminando en compañía de toda la gente, “caleta no más” aceleraron todos el paso. De pronto el auto amarillo se estacionó bruscamente a un lado de la pista. De el se bajo una flaquita de unos 25 años quién corrió hacia cualquier lado como quien huye del diablo. ...