Yo recuerdo todo. Me he paseado diáfana en todos mis recuerdos para poder asegurar que si sé de qué me hablas cuando resuenen nuestras sonrisas, palabras y nuestros momentos.
Me he preguntado mil veces ¿qué harás allá tan lejos? ¿Cuantas veces habrás dicho mi nombre?, si es que lo recuerdas; ¿cuantas veces te has obligado a pensar?, si es que aún piensas.
Yo te extrañé sólo en tres ocasiones, desde entonces te maldije sólo cinco veces y desde hace 365 días no he dejado de pensar en ti. Me he muerto a cada minuto. Te he lanzado sólo una vez pero inmediatamente te recogí. No puedo estar sin ti, ni un segundo.
Yo no quiero dormir, porque no se si tu duermes. He perdido mi capacidad de reir con el alma y de manera estridente. No he vuelto al cine, no puedo ver películas de guerra o jugar mario car sin que estés presente. No he vuelto a pintar mi cabello porque adoras el odioso color de mis raíces y no me corto las uñas porque sé que te encanta jugar con ellas.Sobre todo, no he comido gelatina de naranja en mucho tiempo, porque estoy esperándote para comer juntos.
Has estado aquí desde que te fuiste. He rogado escuchar tu voz cada vez que el teléfono ha sonado y he escuchado al más bajo volumen mis canciones extrañas, de las que te burlabas a veces, solo para poder oír la llamada que te traerá de vuelta.
Y aunque estoy completamente segura que no te fuiste porque así lo querías, te he odiado por que pensé que cuando nos alejamos, fue todo tu culpa. Pero no me permito llorar; en cambio, ofrezco más de un minuto de silencio y he tenido cuidado de sólo echar flores blancas, por que recuerdo muy bien, que a la mayoría de las rojas eres alérgico.
No hablo de tu secuestro amor, no quiero hacerlo, en ese recuerdo también me paseo, pero lo hago velozmente. Y trato de imaginar que no te hicieron nada, que el dinero si llegó con “los hombres malos”, que tu madre no se desgarraba llorando y que seguramente te abandonaron muy lejos y sólo es que tardas mucho en llegar. Que la ropa ensangrentada no era tuya aunque digan que era tu sangre. Y que el dolor que siento porque no estás, son ganas reprimidas que se disiparán con tu regreso.
Gordito, tu mami pide que le enseñe nuestros videos ¿los recuerdas?, ella mira dos veces cuando a lo lejos ve un muchacho con tus características; parece que hasta hoy te busca en donde pueda buscarte; y la verdad, todos buscamos mucho tiempo.
Después que la policía al fin atrapó a los “hombres malos” no insistí en que te siguieran buscando, como si lo hizo tu familia. Tampoco insistí en preguntarles tu paradero. Y es que ellos verdaderamente, no tienen ni idea de en donde estás.
Y es que Jorge, tú y yo sabemos que andes por donde andes, estás acá, conmigo.
Comentarios